Coge el barro de tu fe aburrida, si crees que tu vida de fe es monótona; coge tu miedo a complicarte, si te aflige el miedo a comprometerte; coge tu tentación de abandonarte abandonando así tu matrimonio; coge tu frialdad o tu desidia, si sientes poco calor hacia los que te rodean; coge tu frustración ante lo poco que aporta tu pareja o tu hijo, si es eso lo que te agobia; coge tu tibieza, si notas la ausencia de Dios en tus oraciones; coge las hojas muertas de tus períodos de otoño, si llevas algún tiempo conviviendo con el pecado; coge deprisa tus arrebatos, si te metiste en la vida ajena sin que te llamaran; coge tus vacíos, si compruebas que tu vida no tiene demasiado sentido; coge en tus manos el barro del dolor, si alguien te ha traicionado; coge entre tus manos la gracia que se te derramó por entre tus dedos, si has cometido actos que comprometen a otras personas; coge la arcilla de tu debilidad, si te parece que la mejor solución es huir… Y échale un vistazo, según Él mismo nos indicó, a quiénes podrían ser los primeros en el Reino de los Cielos? Si piensas que todos tendrán perdón, menos tú, te pido que vuelvas tus ojos al Evangelio y no lo demores mas.